Había, y hay, una fórmula educada, deferente, de dirigirse a un auditorio: Señoras y señores.

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Ahora el uso repetido y repetitivo en los nombres masculinos y femeninos se ha convertido en una militancia de lo políticamente correcto. Vade retro.

Correos, promueve «todos y todas» con dinero del contribuyente en un cambio de imagen corporativa inútil, cara y medio republicana.

Sugiero (y lo hago muy a menudo) que cuando en la radio o en la televisión comience el locutor, el «intelectual», el político o el periodista con un «todos y todas» hacer ¡clic!

Clic en la radio, cambio de emisora y zapping en la televisión; en una conversación, el «todos y todas» merece una larga cambiada.

Con seguridad, lo que viene después de «todos y todas» es una mentira, un lugar común, un timo o, simplemente, una imbecilidad.

Nuestro tiempo y atención es muy valioso. Pues eso: ¡clic!

Foto: Tina Rataj-Berard

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Guillermo Gortázar
Nací en Vitoria en 1951. Estudios en San Sebastián, Madrid y en La Jolla, California. He sido “político” cuatro años contra el franquismo por las libertades, entre 1972 y 1975. Licenciado en derecho y Dr. en historia. Después de quince años en los que trabajé en banca, enseñanza media y universidad, retorné a la actividad política en 1990: fui diputado en tres legislaturas, hasta mi dimisión en 2001; inmediatamente después, volví a mi plaza de profesor de historia en la Universidad. El cesarismo en el PP y el nulo o escaso debate político terminaron por convencerme que aquello (esto) no terminaría bien. He dedicado buena parte de mi obra reciente a criticar la deriva partitocrática que, a mi juicio, es la base de la crisis política española. Para ampliar estos puntos de vista, publico un blog diario. Sugiero consultar libros y publicaciones en mi página web personal.