Un retrato que supera mis peores opiniones sobre los actores desde 2013.

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La declaración del Secretario de Estado José Antonio Nieto en la que nos informa que el gobierno de Rajoy ofreció a Puigdemont celebrar un referéndum «festivo» en plazas públicas el 1 de octubre demuestra una incapacidad y cobardía política que supera lo imaginable.

Pablo Casado acusó en sede parlamentaria de «alta traición » a Pedro Sánchez; no sé cómo se deben calificar las acciones y omisiones de Rajoy, Soraya, Zoido y Montoro.

Por si fuera poco, ayer El Confidencial informó que desde 2012, la empresa semipública alemana T-Systems, previo cobro de 310 millones de euros por contratos de la Generalidad de Cataluña fue colaboradora esencial en todo el desarrollo previo del golpe de Estado.

El gobierno lo sabía mucho antes de 2018.

T-Systems y sus directivos siguen tan tranquilos, como si no pasara nada.

¿A qué espera el Josep Borrell para convocar al embajador de Alemania en Madrid?

De modo que, ante la evidencia de un gobierno incapaz, unos golpistas financiados con nuestro dinero (aunque Montoro diga lo contrario), Rajoy y Zoido que no se acuerdan de nada, está claro que, si no es por la reacción de la opinión pública y los poderes institucionales (el Rey y la Justicia), los golpistas se habrían salido con la suya.

Gracias a ello no hizo falta la aplicación del artículo 8.1. de la Constitución.

Todavía nos enteraremos de otras omisiones y torpezas del gobierno de Rajoy frente a la arrolladora actividad, recursos, complicidades y desparpajo de los golpistas.

Pablo Casado ha heredado una losa: cuanto más lejos se sitúe de ella, mejor

Atentos.

Foto: Marta Jara


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Guillermo Gortázar
Nací en Vitoria en 1951. Estudios en San Sebastián, Madrid y en La Jolla, California. He sido “político” cuatro años contra el franquismo por las libertades, entre 1972 y 1975. Licenciado en derecho y Dr. en historia. Después de quince años en los que trabajé en banca, enseñanza media y universidad, retorné a la actividad política en 1990: fui diputado en tres legislaturas, hasta mi dimisión en 2001; inmediatamente después, volví a mi plaza de profesor de historia en la Universidad. El cesarismo en el PP y el nulo o escaso debate político terminaron por convencerme que aquello (esto) no terminaría bien. He dedicado buena parte de mi obra reciente a criticar la deriva partitocrática que, a mi juicio, es la base de la crisis política española. Para ampliar estos puntos de vista, publico un blog diario. Sugiero consultar libros y publicaciones en mi página web personal.