Michael Knowles es un comentarista político conservador, actor, autor y presentador de medios de comunicación estadounidense que trabaja para The Daily Wire desde 2016. Se licenció en Historia e Italiano por la Universidad de Yale, donde realizó la primera versión en inglés de la obra Andria, de Nicolás Maquiavelo, en 2012. En 2017, Knowles publicó Reasons to Vote for Democrats: A Comprehensive Guide. El libro, que contiene 266 páginas en blanco y una extensa bibliografía, se convirtió en el más vendido en Amazon. Su segundo libro, Speechless: Controlling Words, Controlling Minds, también se convirtió en número uno de ventas en 2021.

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Michael Knowles. Fotografía de Gage Skidmore.

¿Existe alguna razón para que un estadounidense medio, no perteneciente a ninguna minoría “oprimida”, vote por los Demócratas?

Una parte de la razón por la que los Demócratas han tenido éxito, y que ha hecho que los ciudadanos ordinarios hayan votado por ellos, es que la gente tiene muchas otras cosas que hacer en lugar de preocuparse por la política, y su conexión con los temas políticos está en gran medida condicionada por los medios de comunicación, su educación y las grandes plataformas tecnológicas, y los liberales controlan todas estas cosas por completo. El problema es que el votante ordinario sabe cosas que simplemente no son ciertas. Por ejemplo, al votante, los medios le dicen que los disturbios por George Floyd, que mataron a docenas de personas de costa a costa, fueron duras pero en su mayoría protestas pacíficas, y por el contrario le dicen que lo ocurrido el 6 de enero en el Congreso representa una insurrección y un golpe de estado por parte de extremistas de derecha racistas, malvados y violentos que mataron a agentes de policía. Nada de eso es cierto, la única persona que murió, a manos de un agente, fue una partidaria de Trump, y fue la policía la que abrió las puertas a los supuestos insurrectos. Esta es mi defensa sobre el votante ordinario liberal, muy probablemente son personas que se ocupan de sus vidas, trabajos y familias, a las que les cuentan cosas que no son verdad y no las cuestionan.

En 1950 podías enseñar la Biblia en las escuelas, pero no la pornografía. Hoy, puedes enseñar pornografía y género queer, pero lo que no puedes enseñar es la Biblia

Entonces, con la llegada de las redes sociales mucha gente vio por primera vez que lo que le contaban los medios no reflejaba la realidad y, coincidentemente, ese momento vio un resurgir del populismo. Personas que tradicionalmente votaban a los Demócratas empezaron a buscar información en otros canales y cuando vieron a alguien que les hablaba directamente, como Donald Trump, se produjo un cambio. Sin embargo, todos los expertos nos decían que había un 99% de posibilidades de que Hillary Clinton ganase las elecciones de 2016. ¡Un 99%! Todos quedaron sorprendidos.

Los medios pueden ocultar la verdad, es cierto, pero, ¿Se puede disimular la imagen de un presidente como Joe Biden que incluso quiere presentarse a la reelección?

No importa, porque a los liberales lo que les preocupa es mantener el poder, colocar a sus jueces, dirigir sus políticas, mantener la política exterior y silenciar a los conservadores. Que Joe Biden esté despierto o dormido no afecta a nada de eso. Especialmente, porque los liberales no sólo han tomado la administración del Estado, la democracia e incluso el “Deep State”, también están muy cómodos con un gobierno de burócratas. Por eso no les importa, el presidente no es más que un nombre en una cartera para ellos y, aunque tengan que mover sus hilos como una marioneta y darle mucho café para mantenerlo despierto, no pasa nada porque él no es el que está implementando las políticas de los Demócratas.

Incluso así, ¿No tienen a nadie mejor, aunque sólo sea una cara bonita?

El mejor argumento contra el impeachment del presidente es la vicepresidente, que es aún más impopular. Así que ella no puede ocupar el cargo. Hay otros que querrían dar ese paso, pero hay un candidato que podría ser una amenaza real, Gavin Newsom, el gobernador de California. Ha hecho un trabajo horrible en ese Estado, que básicamente se está hundiendo en el mar bajo su liderazgo, pero tiene buena imagen, habla bien y hace buenas campañas. Él podría excitar a los Demócratas, pero el problema es que si Joe Biden, que lo está haciendo bien en las encuestas, no se presenta a reelección, esto podría interpretarse como un signo de debilidad. Por eso, sustituir a Biden, aunque sea por un candidato mucho mejor, puede hacer daño a las posibilidades de los Demócratas. Incluso si Biden quiere retirarse, creo que lo hará después de las elecciones.

Ha mencionado California y me han hablado de un fenómeno curioso. Al parecer muchas personas abandonan California por sus desastrosas políticas y se mudan a Estados Republicanos, pero una vez allí, votan de nuevo a los Demócratas. ¿Es esto una especie de síndrome de Estocolmo?

Cuando me mudé de Los Ángeles a Tenesse, que es un Estado conservador, estuve buscando una casa y una mujer me preguntó en una librería si yo era de Tenesse. Le dije que no, y ella me preguntó si yo era de California, a lo que respondí afirmativamente. Entonces la mujer me dijo: “No hagas California mi Tenesse”, con lo que quería decir que no llevase allí las políticas de California. Le respondí: “Escuche señora, no soy su problema. Le prometo que probablemente soy más de derechas que cualquiera en este Estado”.

Lo cierto es que existe ese miedo de que las personas que abandonan los Estados progresistas se mudan a Estados mucho mejores y traen consigo las estúpidas políticas progresistas de las que huyeron. Pero yo creo que los que se van a Estados conservadores, lo hacen para estar con gente con una mentalidad similar. Hay más conservadores en el condado de Los Ángeles que en cualquier otro condado del país, el problema es que aún hay más liberales. Así que, cuando esos conservadores se mudan, traen consigo algunas costumbres liberales, pero a la hora de votar estoy convencido de que la gran mayoría votan a los conservadores. Se han ido a los Estados conservadores por una razón más profunda que los impuestos.

En su otro libro, Speechless, afirma que el movimiento en favor de la libertad de expresión no es más que un medio para controlar y prohibir esa libertad.

La trampa en la que hemos caído en la derecha es creer que la batalla era entre la libertad de expresión y la censura. La izquierda empezó sus campañas de censura con algo llamado movimiento en favor de la libertad de expresión. Pretendían ser los defensores de la libertad de expresión, pero sólo lo hicieron para poder destruir los viejos estándares, normas y tabúes de una sociedad normal, porque todos los Estados y sociedades necesariamente tienen estándares, tabúes y limitaciones. Yendo a los inicios de América, los Estados Unidos tienen una tradición explicita de libertad de expresión y aún así había discursos que no estaban protegidos: amenazas, insultos, engaños… eran cosas que no se te permitían decir. La batalla que realmente enfrentamos es una batalla entre dos tipos diferentes de estándares. Por ejemplo, en 1950 podías enseñar la Biblia en las escuelas, pero no la pornografía. Hoy, puedes enseñar pornografía y género queer, pero lo que no puedes enseñar es la Biblia. ¿Esto representa una ampliación o una restricción de la libertad de expresión? Ninguna de las dos, es sólo un cambio en los estándares y normas. Los conservadores han estado preocupados en los últimos años por las normas de procedimiento, por una escuela pública basada en la honestidad y en valores neutrales, pero ninguna plaza pública puede ser neutral, todo tiene significado. Las normas de procedimiento están bien, pero la derecha tiene que centrarse en los bienes sustantivos, porque sin ellos las normas de procedimiento no significan nada. La libertad de expresión en abstracto no significa nada para la gente que no tiene nada que decir.

Gramsci hablaba de cambiar la base cultural de la sociedad, y ahora la pornografía es la nueva base cultural

Sí, y apelar a las pasiones humanas básicas. Gramsci, cuando trataba de instigar su revolución cultural al reconocer el fallo del marxismo, entendió que era necesario aferrarse al sentido común si quieres tener éxito en la revolución, porque a la gente no le gustan las teorías abstractas, le gustan su forma de vida y sus tradiciones, y hay que infiltrar eso y librar una guerra de posiciones, en lugar de una de movimientos. La izquierda lo ha hecho infiltrando las instituciones y controlando su poder. Hoy, la izquierda controla virtualmente cada institución en los Estados Unidos, incluyendo a gran parte de los militares, que siempre han sido conservadores.

La izquierda ha sido muy buena conservando el poder, no sólo aquí, si no en muchos otros países de Occidente, y esto no ha sido una campaña de cinco o diez años, esta es una campaña de cien años. Si vamos a darle la vuelta a eso en las naciones occidentales, vamos a tener que reconocer que se trata de una maratón, no de un sprint, y tendremos que construir nuestra fortaleza y tener una visión política a largo plazo. La fortaleza no es sólo una virtud, es un requisito previo para otras virtudes, y sin ella no lograremos nada.

Foto: Taras Chernus.

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