Giorgia Meloni despierta pasiones encontradas, dentro y fuera de Italia. A menudo es caricaturizada como una prueba, otra más, del resurgimiento del fascismo. El argumento es que, en su adolescencia, fue simpatizante de la extrema derecha italiana, un pecado que no merece absolución, por más que ella haya evolucionado. Sin embargo, que otros políticos, incluso de derecha, hayan sido marxistas es un pecado venial que se perdona y olvida con enorme facilidad. Aún así, Georgia Meloni está demostrando ser una política capaz no sólo de hablar de las cosas que preocupan a los ciudadanos, sino también de llegar a acuerdos y constituir mayorías, lo que la ha llevado a ser, para disgusto de sus encarnizados detractores, un personaje que suscita cada vez más interés y simpatía en España.
PODCAST José Luis González Quirós, analista político, y Javier Benegas, editor de Disidentia.
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Por qué cada vez más españoles adoran a Meloni
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