Las criptomonedas son una moda, y como moda que son, morirán. No son capaces de cumplir la meta que se han encomendado: la libertad monetaria. Y no lo pueden hacer porque las criptos no son dinero, ya que ni son manejables ni confiables. Aunque la virtualidad las hace fáciles de mover son muy difíciles de entender. Hacerlas efectivo, «descriptomonetizarlas», es una odisea para el neófito. Liquidarlas exige de conocimientos que no están al alcance de cualquiera. Ni siquiera para mí que soy doctor en economía.
No tengo ni idea lo que es el “P2P” ni lo que son tarjetas anónimas vinculadas a una wallet. Lo que automáticamente me exige de un intermediario. Dicho y hecho: hasta aquí llegó mi libertad monetaria. El dinero para que sea dinero tiene que ser fácil, evidente, hecho para tontos. Si alguien te tiene que explicar que algo es dinero, entonces es que no es dinero. Toda esa encriptación de la que se revisten, ese lenguaje solo para iniciados tiene como propósito ocultar el hecho de que no valen nada.
¿Qué se esconde detrás de las criptos? Miedo. Respiro en el ambiente una obsesión por mantener el dinero oculto, protegido, a salvo, y esto solo puede venir por dos razones: o porque tu dinero está en peligro o porque estás paranoico
Si pones atención verás que su respaldo no está sostenido en nada real, es pura efervescencia. Solo hay el deseo de millones de usuarios por querer ganar dinero fácil o por querer esconder lo que tienen en lo más oscuro y recóndito de la red. El dinero Fiat, el dólar, está sustentado en algo real: en la producción de un país, «¡qué digo!», en la capacidad productiva de sus ciudadanos. El mundo quiere dólares, y los quiere a pesar de los tejemanejes de la Reserva Federal, porque se fía de los estadounidenses. Y por la misma razón por la que no se fían de los colombianos, ni de su capacidad productiva es por lo que no echan cuenta al peso colombiano. No hay más.
¿Qué se esconde detrás de las criptos? Miedo. Respiro en el ambiente una obsesión por mantener el dinero oculto, protegido, a salvo, y esto solo puede venir por dos razones: o porque tu dinero está en peligro o porque estás paranoico. Los bancos centrales son mucho más disciplinados en los asuntos monetarios y salvo excepciones socialistas, la inflación suele estar a raya. En cambio, presiento mucha menos confianza entre la gente para producir riquezas de cómo lo hacían antes. Andan con miedo, sin iniciativa, cabizbaja, con el espíritu empresarial hecho añicos. Y ya te puedes imaginar que cuando uno se despreocupa por hacer más dinero acaba poniendo su preocupación en no perder por lo menos el dinero que le queda. Así actúa el usuario prototipo: es alguien que se ha dejado vencer por un espíritu calculador, pesimista conservador, miope. Un socialista de los pies a la cabeza.
Resulta curioso que las criptos abanderen el lema de la libertad monetaria y sean el reducto para los cobardes monetarios. Y no solo cobardes, además torpes, porque querer asegurar los dineros a toda costa es tan estúpido como querer conservar el cutis de un bebé cuando has sobrepasado la edad de jubilación. Pero es que además de estúpido te exige unos nervios de acero al estilo de «Fast Eddie» en la película El buscavidas. Recuerda: las criptos suben y bajan como si fueran una montaña rusa porque son una ruleta rusa. Recuerda esto: la única manera para no perder tu dinero es no dejar de ganar dinero.
¿Alternativas? Sí, cambia de vida. Deja de obsesionarte con quién te puede robar lo tuyo y ponte en lo que puedes hacer para ganar más. Si la inflación está al 3%, dite para tus adentros: «Este año tendré que ser, al menos, un 3% mejor para no quedarme atrás». ¡Esa es la actitud! Deja de vivir contando el dinero y preocúpate de hacer dinero.
Foto: Daniel Dan.
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