Alberto Fernández es un exdiplomático y periodista cubano-estadounidense. Encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Jartum (Sudán) de 2007 a 2009, fue embajador de Estados Unidos en Guinea Ecuatorial desde enero de 2010 a 2012. Posteriormente, hasta 2015, fue el coordinador del CSCC (Strategic Counterterrorism Communications – Comunicaciones estratégicas antiterroristas), creado para combatir la propaganda de Al-Qaida y sus aliados, en el Departamento de Estado. Fernández es actualmente vicepresidente del Middle East Media Research Institute (MEMRI – Instituto de Investigación de Medios de Oriente Medio)

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“África es la tierra de las oportunidades para el yihadismo”, escribió en uno de sus artículos. ¿Por qué?

Hay una gobernanza deficiente y grandes espacios abiertos. Tienes sociedades con fisuras étnicas y religiosas, pobreza, corrupción, fuerzas de seguridad demasiado brutales o incompetentes, o suceden ambas cosas.  Los yihadistas también aprovechan y absorben parcialmente las redes de delincuencia existentes: bandidos, contrabandistas, cazadores furtivos.

Los grupos yihadistas están divididos y se enfrentan a menudo entre sí, sin embargo, las matanzas de cristianos son cada vez más comunes. ¿Qué alimenta a estos grupos? ¿Quién está detrás del yihadismo en África?

Atacar a los cristianos es algo que les une a todos y que, por supuesto, se basa en una visión salafista-yihadista del otro al que hay que matar, expulsar o someter. Hay muchas tradiciones, historia y justificaciones religiosas dentro del islam (en el propio Corán) para la matanza de «los infieles».  Aunque tales opiniones extremas son sostenidas por una minoría de musulmanes, no es un número insignificante. En 2015, Pew Research hizo una encuesta sobre la impopularidad de ISIS en los países musulmanes y encontró, por ejemplo, que en Nigeria «sólo» el 14% de los encuestados tenía una opinión positiva del Estado Islámico.

El viejo chiste es que son demasiado cristianos para que a la izquierda política le importe y demasiado africanos para que a la derecha política le importe. La amarga realidad es que África es, en general, fácil de ignorar

Pero el 14% de la población de Nigeria ¡son 30 millones de personas! Y eso suponiendo que los demás no ocultaran sus opiniones favorables a la Yihad en tal encuesta.  El número de aquellos (y se registraron cifras similares en otros lugares de África, en Senegal y Burkina Faso) a los que quizá no les gustaba el grupo pero que estaban de acuerdo con partes de su mensaje sería lógicamente aún mayor, aunque siguiera siendo una minoría.

Un video reciente del ISCAP (Estado Islámico de la Provincia de África Central) mezcla imágenes de las Cruzadas (de la película El Reino de Los Cielos) y de líderes como George Bush, con ejecuciones y conversiones al islam. ¿Es esta propaganda eficaz?

Tiene cierta eficacia entre los conversos, pero, por supuesto, la mayoría de la gente no lo verá. Es decir, está destinado a un público de la región que ya está autoseleccionado y algo politizado. Por ejemplo, hay muy pocos musulmanes en la RD del Congo, donde lucha ISCAP, pero hay muchos musulmanes en la costa oriental africana, desde Somalia hasta Mozambique. Uno de los líderes de ISCAP en el Congo es en realidad un musulmán tanzano de la costa. A ISCAP le gustaría que más de estos hablantes de swahili se unieran a la lucha en África Central. La propaganda también está destinada a un público árabe extranjero, que sigue siendo la cúpula del movimiento yihadista mundial y que proporciona financiación, orientación y apoyo propagandístico.

En lo que llevamos de 2025, más de 7.000 cristianos nigerianos fueron masacrados, y 8.000 más fueron secuestrados. Esto supone un promedio de 32 muertes cristianas al día. ¿Qué está pasando en Nigeria?

Hay grupos yihadistas leales al Estado Islámico, grupos yihadistas leales a Al Qaeda y un grupo aún mayor de bandas, delincuentes y milicias fulani -motivados por la codicia y la religión-, todos ellos dirigidos contra una población cristiana, en su mayoría rural y agrícola, que ha sido mayoritariamente desarmada por un Estado incapaz de defenderla. La situación continuará a medida que los yihadistas y las milicias fulani (ambas categorías a veces se solapan) sigan avanzando hacia el sur, hacia las zonas cristianas.

¿Por qué importan tan poco en las sociedades occidentales las vidas de los cristianos nigerianos?

El viejo chiste es que son demasiado cristianos para que a la izquierda política le importe y demasiado africanos para que a la derecha política le importe. La amarga realidad es que África es, en general, fácil de ignorar. ¿Cuál es la mayor crisis humanitaria del mundo en la actualidad? No es Gaza ni Ucrania. Es Sudán y, sin embargo, se ignora en su mayor parte. Y esos son en su mayoría musulmanes. Occidente -que en su origen fue cristiano- tiene un problema «cristiano» tanto en casa como en el extranjero. Las élites occidentales son, en su inmensa mayoría, de tendencia liberal a izquierdista y secular, por lo que la fe cristiana, si se cree en ella sincera y profundamente, les incomoda. Tienen menos problemas con los musulmanes porque pueden verlos más claramente como «los oprimidos» o «emigrantes» (aunque muchos de estos supuestos oprimidos sean virulentamente anticristianos, antisemitas y antiliberales).

¿Cómo está abordando la administración Trump la lucha contra el yihadismo en África?

Pues bien, en Somalia, uno de los países más amenazados por la ofensiva yihadista en África, la Administración Trump ha cuadruplicado el número de ataques aéreos contra objetivos yihadistas respecto a 2024. Por supuesto, otros puntos calientes africanos, como Burkina Faso, Mali y Níger, son países que cuentan con el apoyo militar de Rusia y no de Estados Unidos.

El aumento de la violencia yihadista podría provocar desplazamientos masivos de población. ¿Corre Europa el riesgo de una oleada de migración masiva? ¿Podría ser utilizada esa migración como parte de una guerra híbrida?

Europa es exquisitamente vulnerable a una nueva oleada de migraciones masivas. El continente se está vaciando demográficamente, mientras que África experimenta un rápido crecimiento demográfico. Así pues, podríamos decir que tenemos un barrio de casas vacías al lado de un barrio de casas superpobladas y algunas de ellas en llamas. También vemos, especialmente en Francia, Alemania y el Reino Unido, el auge del islamismo-izquierdismo, donde la población inmigrante musulmana vota casi exclusivamente a la izquierda y los partidos de izquierda dependen de ellos y vienen a reflejar sus puntos de vista. Esto es lo que le gustaría hacer también a Sánchez en España.  La migración ya se está utilizando como parte de una guerra híbrida y no sólo en el Mediterráneo (Cuba fue pionera en hacer esto hace 45 años). Marruecos y Turquía han utilizado abiertamente los flujos migratorios como herramienta de Estado, activándolos y desactivándolos para alcanzar objetivos políticos y económicos. Otros países -Argelia, la Siria de Assad- han utilizado una retórica similar. Y los rusos, que tienen una importante presencia en el Sahel, también han utilizado la migración como arma en otros lugares: lo intentaron contra Polonia en Bielorrusia.

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