Dos investigadores de la Universidad de Pensilvania, Jeremy D. W. Clifton y Nicholas Kerry, han dedicado un estudio a las diferencias en la cosmovisión, podríamos llamarlo así, de conservadores y progresistas. El punto de partida es la idea de que para los conservadores el mundo es un lugar peligroso, mientras que para los progresistas lo sería mucho menos. Esta idea estaba más o menos asentada en la literatura, dicen Clifton y Kerry, pero lo que ellos han visto tras hacer un cuidadoso análisis de los datos relevantes disponibles es que eso no es así.

Publicidad

Dicho llanamente, no es cierto que los conservadores vean el mundo con una mayor alarma que los progresistas. Quienes habían llegado a la conclusión contraria se habían basado sobre todo en una escala llamada Belief in a Dangerous World (BDW). Pero ocurre que los criterios utilizados en la escala se refieren a cuestiones que preocupan especialmente a los conservadores, y no incluían otros que mueven la fibra de los progresistas. De modo que algunos investigadores, que lo tomaron como una escala neutra, han llegado a la conclusión de que quienes más alto estaban en esa escala, los que por tanto veían al mundo como un lugar peligroso, eran conservadores. El resultado no es relevante, claro. Es como hacer trampas al solitario. El resultado no podía ser otro por definición.

Es más probable que los conservadores tengan la sensación de que hay un orden en su vida, y el compromiso con el orden también les da a las personas un sentido de propósito

Estos investigadores han identificado este fallo en la interpretación de la escala BDW. Pero no es lo único que han hecho. Han recogido nueve muestras de opinión en los Estados Unidos (Authentic Happiness, Your Morals, Urban Professionals, Undesgraduates…) Y los pasa por el tamiz de una escala distinta a BDW. Esta escala (a la que llaman seguro/peligroso) comprende 29 elementos, de los cuales 16 son en una escala con valores positivos y negativos, como “seguro (frente a amenazante), regenerativo (degenerativo), placentero (miserable), cooperativo (competitivo), estable (frágil), justo (injusto), en progreso (declinante)”. La conclusión consistente con el contraste entre las posiciones ideológicas (en una escala de siete posiciones) y la escala seguro/peligroso es que los conservadores no ven al mundo con mayor temor que los progresistas, y si acaso la situación es la contraria, aunque con una escasa correlación.

Los investigadores muestran que hay otras escalas que sí se relacionan claramente con la división entre conservadores y progresistas. Por ejemplo, los conservadores piensan que el mundo es jerárquico, en el sentido de que las diferencias que hay entre las personas referidas a su posición económica u otras es un reflejo del mérito o de la importancia de cada uno de nosotros. También creen que el mundo responde a una intención, algo lógico si pensamos que muchos de ellos son religiosos. O creen que el mundo es aceptable, una de las definiciones, podríamos decir, del conservadurismo.

Si el miedo al mundo en que vivimos, en términos generales, no diferencia a unos y otros, sí lo puede diferenciar qué es lo que asusta a cada uno de todo lo que acaece. El artículo apenas entra en la cuestión, pero es fácil pensar que los motivos de preocupación para conservadores y progresistas son distintos.

Y si estas diferencias están a medio camino entre la ideología y la psicología, ocurre lo mismo con otros aspectos que también marcan una diferencia entre los dos mundos ideológicos.

Ya traté en Disidentia el hecho, al parecer constatado, de que los conservadores son más felices. Allí cité a W. Bradford Wilcox, es sociólogo y director del Proyecto Nacional sobre el Matrimonio, de la Universidad de Virginia. Decía Wilcox: “Es más probable que los conservadores tengan la sensación de que hay un orden en su vida, y el compromiso con el orden también les da a las personas un sentido de propósito”.

Otro estudio decía: “Los conservadores mostraron mayores niveles de satisfacción que los progresistas, porque serían mejores para autorregularse cuando persiguen objetivos importantes”, y por su “mayor capacidad para adaptarse a sus entornos sociales y activar un pensamiento adaptativo”. Si se adapta a la realidad de forma más fácil es porque el conservador acepta con mayor facilidad al mundo como es.

Foto: Quimono.


Por favor, lee esto

Disidentia es un medio totalmente orientado al público, libre de cualquier servidumbre partidista, un espacio de libertad de opinión, análisis y debate donde los dogmas no existen, tampoco las imposiciones políticamente correctas. Garantizar esta libertad de publicación depende de ti, querido lector. Sólo tú, mediante el pequeño mecenazgo, puedes salvaguardar esa libertad para que en el panorama la opinión y el análisis existan medios alternativos, distintos, disidentes, como Disidentia, que abran el debate y promuevan una agenda de verdadero interés público.

¡Conviértete en patrocinador!