Jessica Gill es comentarista política y miembro de la Foundation for Economic Education. Gill es la fundadora de Women’s Safety UK, una organización que denuncia los delitos sexuales relacionados con la inmigración masiva.

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Jessica Gill
Jessica Gill.

¿Por qué razón fundó Women’s Safety UK?

Básicamente porque la seguridad de las mujeres se está viendo comprometida por los problemas generados por la inmigración masiva, que ha disparado el número de acosos, violaciones y agresiones sexuales. Personalmente, viví una situación de acoso y pensé que mi país no puede tolerar esto, y que mi país no puede ser un lugar en el que una mujer no pueda andar sola por la calle o disfrutar tranquila de un picnic en un día soleado. Encontré que muchas mujeres habían vivido experiencias parecidas y que esta situación es mucho mas común de lo que debería ser. Recibí mucho apoyo de esas mujeres y también de muchos hombres que tienen hijas, hermanas, novias o esposas, y que quieren cuidar de ellas. Eso me animó a crear la organización.

No creo que este problema se limite a los que proceden de países musulmanes, sino de todos aquellos que proceden de culturas que consideran a la mujer como un ser inferior

¿Cuáles son los objetivos de Women’s Safety UK?

Sé que suena un poco izquierdista, pero empoderamos a la mujer compartiendo estás experiencias y apoyando a las víctimas. También consideramos que es muy importante poner rostro a todas ellas, porque tenemos las estadísticas de todos esos crímenes, pero esos datos sin rostro son sólo números. En el Reino Unido, todo el mundo sabe quién era George Floyd, pero nadie conoce a Emily Jones, una niña de siete años asesinada en Manchester por una mujer que había entrado ilegalmente en el país. Sí preguntásemos ahora mismo en la calle, creo que nadie sabría decir quién era Emily Jones, lo que es una absoluta vergüenza.

¿Qué están haciendo las feministas de izquierdas ante estos hechos?

El feminismo se limita a decir que no se puede señalar a un grupo determinado por estos hechos y niega la realidad y las estadísticas. No dan importancia al origen de los violadores y agresores sexuales, ni al hecho de que mayoritariamente proceden de países en los que se discrimina a la mujer. Esto no me sorprende, porque reconocer los hechos iría en contra de su ideología y demuestra que a este feminismo falso, aunque estoy en contra del concepto de una ideología que sólo defiende a un grupo, no le preocupa la seguridad de las mujeres.

Usted afirma que el principal problema para la seguridad de las mujeres británicas es la inmigración masiva, pero ¿qué influencia tiene la islamización de cada vez más ciudades en este proceso?

Hace poco estuve en GBNews y participé en un debate sobre este tema. Cuando hable sobre los casos de explotación sexual de menores, como el caso Rotherham, cada vez más conocidos, pero en los que demasiadas veces sigue sin haber justicia, se me contestó que había muchos musulmanes que habían tenido éxito en el Reino Unido, como si una cosa justificara a la otra. De todos modos, no creo que este problema se limite a los que proceden de países musulmanes, sino de todos aquellos que proceden de culturas que consideran a la mujer como un ser inferior. Por eso el gran problema es la inmigración masiva, porque antes, y hablo por mi propia experiencia en la ciudad en la que he crecido, las mujeres teníamos mucha más seguridad al andar por la calle; por supuesto, esa seguridad no era absoluta, pero no tiene nada que ver con la situación actual. Además, nuestras autoridades hacen la vista gorda y pretenden que todo va bien, que la integración está funcionando y que todas las culturas son iguales.

¿Cree que el “caso Rotherham” ha supuesto un cambio en la percepción general de lo que está pasando en Reino Unido?

Ahora sabemos que la situación de explotación sexual de menores se ha producido durante décadas, pero la mayoría de la gente no ha conocido estos casos hasta que saltaron hace unos años a los grandes medios de comunicación. También sabemos que la policía, para no entrar en ninguna controversia racial, hizo la vista gorda y no hizo lo que tenía que hacer: ayudar a estas chicas. E incluso cuando todo el foco mediático estaba puesto en este asunto, las autoridades volvieron a fallar en el apoyo a las víctimas.

Creo que otra de las razones para que esto no se destapara antes, fue que las víctimas eran de clase trabajadora, si hubiera sucedido con personas de clase media esto no se habría prolongado durado tanto tiempo. No obstante, este y otros casos sí han propiciado una reacción y cada vez son más los que alzan la voz contra esta situación.

El gobierno Laborista ha aplicado una dura represión y censura contra los que han alzado la voz. ¿No teme ser censurada o perseguida por denunciar este asunto?

Honestamente, es un riesgo que merece la pena correr. Eso no es nada comparado con lo que todas esa chicas han tenido que pasar y creo que alguien tiene que defenderlas. Por supuesto, tengo muy claro que la organización va a sufrir acciones legales y haremos lo que esté en nuestra mano para evitarlas, partiendo de la base de que nuestras acciones son pacíficas y respetuosas. Yo estoy dispuesta a hacer los sacrificios que sean necesarios, pero me sentiría muy mal si alguien de mi grupo enfrenta un problema legal. Por esa razón, para evitar eso, estamos preparando a nuestra gente y recolectando apoyo y recursos.

¿Cree que existe alguna solución a este problema desde los partidos políticos, como Reform, o incluso los Tories?

Realmente, no estoy muy segura. No pertenecemos a ningún partido, aunque apoyaremos a todo aquel que esté dispuesto a tratar estos asuntos y defender la seguridad de las mujeres. Es decir, en el dudoso caso de que los Laboristas cambiasen de rumbo, les apoyaríamos. En mi opinión, nuestra tarea debe ser la de presionar para lograr un cambio en las políticas migratorias, algo que es difícil de ignorar porque es un asunto muy grave, e incluso los que ahora miran hacia otro lado tendrán que enfrentar la realidad. No se lo que ocurrirá en los próximos meses, pero no podemos permanecer callados.

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