Robert Spencer es autor de numerosos artículos y libros sobre el islam y el terrorismo islámico. Ha publicado 28 libros, entre ellos The Truth About Muhammad: Founder of the World’s Most Intolerant Religion (La verdad sobre Mahoma: Fundador de la religión más intolerante del mundo) y The Politically Incorrect Guide to Islam (and the Crusades) (Guía políticamente incorrecta del Islam y las Cruzadas). Su último libro, Muhammad: A Critical Biography (Mahoma: Una biografía crítica), fue publicado por Bombardier Books en septiembre. Spencer es el director de Jihad Watch, un programa del Centro para la Libertad David Horowitz, y ha impartido seminarios sobre islam y yihad para organizaciones como el FBI, el Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos, la Fuerza de Tarea Conjunta contra el Terrorismo (JTTF) y la comunidad de inteligencia estadounidense.

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¿Qué es Jihad Watch?

En su libro Seymour: una introducción, J. D. Salinger da a su protagonista un consejo para escribir: dice que hay que pensar en el tipo de libros que se quiere leer y luego escribirlos uno mismo. He intentado hacer eso en mis libros y en Jihad Watch, un sitio web que explica qué significa «yihad» y cómo sus acciones se inspiran en las enseñanzas islámicas. Es un lugar para informar y explicar sobre la yihad. No existía, así que tuve que crearlo. En los últimos 20 años no ha habido ni un solo día en el que no haya habido noticias que publicar.

Háblenos de su nueva obra sobre Mahoma.

Es una biografía de Mahoma diferente a la que escribí en 2006. Este nuevo libro repasa los relatos de la tradición islámica sobre Mahoma y los compara con otras tradiciones afines, mostrando que hay variaciones en prácticamente todo: su nombre, cuándo se convirtió en profeta, quién era el ángel que se le apareció, etc. Lo que el libro demuestra es que el Corán no es un relato histórico, sino una colección de mitos y leyendas que adoptan formas diferentes en distintos lugares y épocas.

Este es el escenario más probable en Europa: caerán países como Suecia, Francia, el Reino Unido, Alemania y, posiblemente, España. Pero habrá focos de resistencia que nunca se rendirán y de los que surgirá el renacimiento

¿Será un libro polémico?

Por supuesto. Sinceramente, no sé cómo alguien puede leer este libro y seguir siendo musulmán si es racional.

Usted ha dedicado su carrera a argumentar que el islam no es una religión como las demás, sino que tiene una tendencia única a fomentar el extremismo. ¿Por qué hay tanta gente que ni siquiera está dispuesta a considerar esos argumentos?

Por dos razones principales. La primera es que ha habido una campaña concertada durante más de 20 años para hacer creer a la gente que el islam es pacífico y que, si piensas lo contrario, eres racista, islamófobo, odioso y no deberías estar cerca de ningún ser humano decente. Como resultado, se asusta a la gente para que crea que el islam es pacífico, incluso cuando todas las pruebas indican lo contrario, y que se enfrentará a la ruina personal y profesional si no lo cree o si niega públicamente que es pacífico, maravilloso y un gran beneficio para los países de Europa y Norteamérica. Se trata de una campaña de propaganda destinada a hacer que la gente tema hablar, se avergüence de sus creencias y sea estigmatizada socialmente si dice la verdad.

La otra razón es que la realidad es demasiado terrible como para tomarla en consideración. Hay millones de musulmanes en Europa y las tendencias demográficas apuntan a que habrá una mayoría musulmana antes de que acabe el siglo, lo mismo que ocurrirá en Norteamérica. Los ciudadanos de Europa y Norteamérica, sus poblaciones autóctonas, observan estas tendencias y piensan: «Nos enfrentamos a la conquista y la islamización, y a la brutal subyugación y extinción final de las poblaciones autóctonas, como ha ocurrido en el norte de África, Oriente Medio y otros lugares». Cuando la gente oye hablar de esto, parece demasiado terrible como para ser real. Además, todo el mundo conoce a musulmanes que son buenas personas, por lo que piensan que estas afirmaciones deben ser falsas; no puede estar ocurriendo realmente.

La realidad es demasiado aterradora como para afrontarla.

Es mejor una mentira agradable que una verdad desagradable.

Sí, pero al mismo tiempo creo que la gente lo sabe. Incluso hay gente que asume que todo esto ya está ocurriendo y que es demasiado tarde para dar marcha atrás. No hay forma de cambiar el orden político porque la tendencia actual es demasiado fuerte, así que es inevitable.

Durante una celebración del «Orgullo» en Madrid, un periodista preguntó a varios asistentes qué preferían: un califato islámico o un gobierno con VOX en el poder. La respuesta fue a favor del califato. Esto refleja la enorme ignorancia de gran parte de la población.

A los jóvenes se les ha mentido toda la vida sobre el islam y su historia. En Estados Unidos se hizo un esfuerzo concertado para cambiar los libros de texto, y ahora todo lo que se encuentra es una versión completamente «rosa» de lo que es el islam, que no tiene nada que ver con su historia. Estos libros no mencionan la violencia de la yihad ni el sometimiento y exterminio de las poblaciones nativas. Solo critican el judaísmo y el cristianismo, lo que genera la idea de que el islam es de algún modo superior a nuestra cultura, así que ¿por qué no acogerlo?

Países como Catar gastan dinero para impulsar esta agenda. ¿Está comprando este dinero el silencio y la complicidad de muchos en Occidente?

Sí, por ejemplo, Catar ha comprado universidades estadounidenses y ha invertido millones de dólares, por lo que las universidades han empezado a reflejar las opiniones que sus financiadores quieren difundir. Y por eso esta propaganda tiene tanto éxito, porque se enseña en las universidades, en los institutos y en los medios de comunicación, y se oye en todas partes. No se oyen voces discrepantes porque las acusan de racismo y las silencian. Los políticos también tienen miedo porque, si no aceptan la narrativa de que el islam es pacífico y maravilloso, pueden ser tachados de racistas islamófobos, lo que, por supuesto, supondrá el final de sus carreras políticas.

Las universidades estadounidenses son un foco de apoyo entusiasta a grupos como Hamás. ¿Cómo ha sido posible semejante lavado de cerebro?

Las bases para ello se han sentado a lo largo de décadas. El único marco que muchos estudiantes han conocido para interpretar el mundo es la visión marxista de «opresor» y «oprimido», que aplican sin problemas a Israel y Palestina. Ese es el marco que conocen, ya sea racial, económico o territorial. Por lo tanto, el supuesto opresor nunca puede ser la víctima, ya que esto no encaja en la narrativa que tienen del mundo. Según esta narrativa, los oprimidos a veces contraatacan brutalmente, pero esto se justifica por la mayor y más duradera brutalidad (aunque oculta) del opresor. Por eso justifican lo ocurrido el 7 de octubre.

Entonces, ¿es imposible cambiar la narrativa, haga lo que haga Hamás o cualquier otro grupo terrorista?

La narrativa es un contagio social. Creo que en los últimos años hemos aprendido que los seres humanos nos vemos empujados a pensar cosas absurdas porque todo el mundo las acepta. Es como un virus que se transmite de persona a persona. No hay ninguna racionalidad detrás. Tenemos ejemplos en la historia, como los juicios por brujería de Salem en el siglo XVII, en los que los testigos juraban haber visto a sus vecinos con el diablo o hablando con espíritus malignos. Era totalmente absurdo, pero pasó de testigo a testigo como un virus. Esto es lo que está ocurriendo ahora en las universidades estadounidenses.

Sin embargo, no debemos dejarnos engañar por esta propaganda. Sería una derrota con graves consecuencias. Si se permite que los palestinos y sus aliados marquen la agenda y dicten su visión de la realidad, existe la posibilidad de que Israel sea destruido en el futuro. No debemos dejar de decir la verdad.

Por ejemplo, a menudo oímos que Gaza es una prisión al aire libre. Pero en una verdadera prisión o campo de concentración no se disparan misiles a los territorios vecinos, por lo que las acciones de los palestinos en Gaza lo desmienten. Basta con pensar durante 30 segundos para darse cuenta. La propaganda tiene dinero y cuenta con el contagio social, pero al final la verdad sale a la luz. Di la verdad y saldrás victorioso.

Esto se refleja en mi trayectoria profesional de los últimos 30 años hablando sobre el islam. Cuando empecé, y hasta cierto punto sigo haciéndolo hoy, a decir la verdad sobre lo que predica el islam, mucha gente —musulmana y no musulmana— me acusó de mentir. Decían que no hay nada en el Corán sobre Mahoma casándose con una niña de nueve años o tomando esclavas sexuales después de las batallas. Ahora hay apologistas del islam que defienden abiertamente el matrimonio infantil y la esclavitud sexual, las mismas cosas sobre las que antes me acusaban de mentir. Así que, al final, la verdad sale a la luz.

Ha mencionado el virus y el contagio social. Esto es muy similar al movimiento woke.

Es más o menos lo mismo. Empiezan diciendo que los hombres pueden convertirse en mujeres y todo el mundo acaba aceptando la idea. Pero si lo pensaran un momento, se darían cuenta de que los hombres no pueden convertirse en mujeres. El problema es que muchas personas tienen miedo de decirlo, no sea que sufran el ostracismo y la ruina de sus carreras profesionales y personales. Así que, en lugar de eso, aceptan la afirmación de que los hombres pueden convertirse en mujeres y de que sus pronombres son ellos/ellas. Así es como funciona.

Vimos un despliegue de wokismo en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos.

Sí, pero hubo algo positivo: mucha gente lo vio y se preguntó por qué tienen tanto miedo al cristianismo y por qué esa obsesión por destruirlo. Algunas personas están empezando a pensar que quizá tengamos que recuperar las tradiciones que hemos desechado y defender nuestra cultura. Aunque no estaré aquí para verlo, estoy seguro de que dentro de 50 años la gente dirá: «¡Cómo podían pensar antes que los hombres podían convertirse en mujeres!».

¿Cree que aún estamos a tiempo de revertir la situación?

Siempre hay tiempo, incluso después de que ganen. Recuerde la Reconquista: tardó ocho siglos, pero fue un buen ejemplo de cómo se puede hacer. Este es el escenario más probable en Europa: caerán países como Suecia, Francia, el Reino Unido, Alemania y, posiblemente, España. Pero habrá focos de resistencia que nunca se rendirán y de los que surgirá el renacimiento del cristianismo y de Occidente.

Esta entrevista apareció publicada por primera vez en el número 32, otoño de 2024, de The European Conservative.

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