Ante una tumba y en el tono solemne de la nada, estilo Zapatero, (la nada de Rajoy al menos no tenía solemnidad) Sánchez declara:
“La Constitución restauró los valores de la República de Azaña”
La Constitución, no refrendada, del 1931 era un monumento de la exclusión de la mitad católica de España. Arts. 26 y 27. La Constitución de 1978 es plenamente inclusiva.
Azaña y demás republicanos entendían que la Constitución de 1931 era la Biblia: intocable.
Una mayoría de derechas ganó las elecciones de 1933 con el programa de reformar legalmente los aspectos más sectarios y excluyentes de la República. La izquierda dio un golpe de Estado para impedirlo en 1934, y Alcalá Zamora y Azaña se encargaron de adelantar unas elecciones en un clima de tensión insoportable, para después hacer trampas con el resultado de febrero de 1936.
Un amplio alzamiento militar que, en el siglo XIX y en 1923 motivaba una retirada del gobierno, Azaña y la izquierda lo convirtieron en una guerra civil.
A diferencia de Alfonso XIII, que se retiró antes de derramar una sola gota de sangre, Azaña prefirió mantenerse en un poder teórico, tres años, mientras la fuerza real, que no controlaba, estaba en la calle.
¿Se puede uno imaginar un desastre mayor para España que un político como Azaña?
Foto: Thomas de Just